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lunes, 30 de enero de 2012

Me lleva por quina (novena columna oficial)

Sí, soy iquiqueña y no, no tengo auto. Primera declaración para quienes se lo pregunten a medio leer esta columna. Y no es que reniegue de mi ciudad, a la que amo con todo mi corazón. Pero de que estamos rodeados de flojos lo estamos.

Para quienes andan “a pata” como yo me entenderán, los que tienen su tocomocho, hagan el ejercicio un par de días y terminarán dándome la razón (plis, deje su comentario para saber que en verdad tengo la razón).

Iquique es la ciudad que más automóviles tiene, es cosa de mirar fuera de las casas más humildes que, aun siendo de Cholguán, tienen su joyita estacionada en la puerta. Y como el iquiqueño es ingenioso (más que cualquier otro chileno), para invertir su platita en algo rentable ¿qué hace? Se compra un colectivo y lo maneja en sus ratos libres o simplemente contrata a alguien que le haga la pega. Entonces nos encontramos con un alto flujo de autos negros con techo amarillo (taxis) o negro entero (colectivo) paseándose… perdón, trabajando por las callecitas de nuestra hermosa ciudad.

Aquí es donde parte esa molestia generalizada en nosotros los iquiqueños, y digo nosotros porque Twitter que todo lo dice me ayudó a descubrirlo. La gran pregunta es ¿para dónde van los colectivos que, estando desocupados, te dicen que no cuando los paras?

Todos los que trabajamos cumplimos un horario y tenemos obligaciones que debemos cumplir en ese horario, sacar la vuelta a veces resulta imposible, como en mi trabajo por ejemplo. Así mismo estos maestros del volante se podría decir que desde que se salen de su casa con la consigna “voy a trabajar” y se suben a su instrumento de trabajo, hasta que llegan a su casa con la recaudación diaria, entendemos que están en su horario laboral; y por ende, deben hacer su pega, cual es trasladar a quienes celebren con ellos ese contrato consensual de transporte del cual alguna vez ya hable en una columna vieja de mi blog. (jejeje deben leerlo)

Luego nos encontramos con estos “sacadores de vuelta” que sólo dan vuelta por la ciudad esperando el recorrido perfecto, para decir “sí”. Pero y quienes tenemos que ir a Zofri, al sector sur, al Hospital ¿qué hacemos? Tenemos que esperar que un taxista de buen corazón nos diga “bueno, pero voy a tal parte primero”.

Me ha tocado escuchar muchas veces en la radio política que escuchan en mi casa los descargos de los taxistas y colectiveros de la ciudad, donde reclaman porque sube la bencina y aun se mantiene la tarifa de hace no sé cuántos años. Y cómo no les va a preocupar si gastan bencina sin trabajar. Señor, trabaje como corresponde, si le toca ir a Chuchunco piense que es trabajo y el trabajo dignifica, y no gastará bencina inútilmente.

Y en esta variopinta fauna de colectiveros, también encontramos a los resentidos, esos que se suben al auto pensando en que odian su pega y tratan de hacérselo saber a quien tiene la mala suerte de subirse por casualidad a su vehículo. Así encontramos desde el que se lamenta de su mala suerte de ser taxista hasta el que te reclama porque le pagaste con 2 lucas y viene recién saliendo y no tiene vuelto. Otras veces el primer caso se confunde con el segundo y nos resulta un taxista resentido de quizás qué cosa y como está enojado no lleva a nadie y gasta su bencina en dar vueltas y luego reclama.

Como no soy de las que se queda callada, muchas veces le he pelado el cable al amable que luego de 10 “no” me lleva a mi casa sin reclamar. Típico que te dicen “pero señorita usted si ve que viene vacio tiene que subirse nomás y si le dice que no le toma la patente y lo denuncia en la Seremi”… seamos realistas, quién se da la paja de anotar 20 patentes diaras y llevarlas sagradamente a la dicha oficina para que los multen? Nadie! Y lo que es peor, nos quedaríamos sin locomoción colectiva durante unos cuantos días. Porque el que te aleona a que denuncies el día anterior se encasilló en alguno de los dos tipos de arriba.

Creo que más que denunciar deberíamos emplazar a la autoridad competente a fiscalizar realmente el servicio de locomoción colectiva, que realmente usan el colectivo para trabajar y no para pasearse con la patas negras, para hacer las comprar o simplemente para sacar la vuelta. O quizás realmente sea buena idea anotar las patentes, y organizar una demanda colectiva juntando las denuncias en una sola.

Como sea, creo que no tenemos que quedarnos callados, es una irregularidad y es necesario hacerla notar. Nos organizamos?

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